La gran boca de entrada ha sido utilizada desde hace mucho tiempo para almacenar aperos de labranza. Sin embargo, pese a ser conocida desde antiguo, nadie apreció las pinturas que se hallan en su interior. Incluso en la famosa obra "Les Cavernes de la Region Cantabrique" publicada en 1911 por Alcalde del Río, Lorenzo Sierra y Henry Breuil, sólo hacen mención a la existencia de restos de un yacimiento, en la entrada de la cueva, pero que ya en ese momento estaba destruido por la acción erosiva del agua.

En 1954 gracias a la iniciativa del padre Carballo, un grupo de especialistas se adentró en la cueva y localizó parte de sus pinturas rupestres. No lejos de la entrada se halla el primer grupo: se trata de restos muy perdidos de pintura roja. Algo más lejos, en una pequeña galería se pueden ver varios conjuntos de signos: puntos, claviformes y bastoncillos tanto en rojo como en negro. Por último entre las representaciones figurativas existen tres caballos en pintura negra, uno de ellos localizado recientemente por miembros del Área de Prehistoria del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria, dirigidos por el Dr. César González Sainz.

La ejecución de las representaciones se fechan en un horizonte cronológico entre hace 15.500 y 13.000 años.