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Convento dominico
Regina Coeli |
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El cáracter
conventual de Santillana se consolida en el siglo XVII
cuando se instalan en ella los dominicos. Ya en 1592
habían intentado establecerse en el palacio de las
Arenas, pero la oposición de los canónigos de la
colegiata hace que se instalen fuera del núcleo urbano,
bajo la protección del Duque del Infantado. Así
construyeron en el Campo de Revolgo en 1628 el Convento Regina Coeli, ocupado
desde el siglo XIX por Clarisas y actualmente convertido
en Museo Diocesano. Su arquitectura pertenece al primer
barroco, caracterizado por la sobriedad clasicista que
puede observarse, sobre todo, al exterior del edificio.
El claustro es el mejor entre
los construidos en época barroca en la Región y
constituye el elemento principal del convento desde el
punto de vista artístico. Alrededor de él se
organizaban las distintas dependencias, actualmente
convertidas en las salas del museo. En ellas puede verse
desde tallas en madera policromada de época medieval y
moderna hasta obras donadas por indianos de Filipinas y
América. En la denominada Sala Negra se recoge una
magnífica colección de orfebrería procedente de
distintas zonas de Cantabria. El Museo cuenta además con
una notable colección de grabados de libros antiguos y
con el Archivo Diocesano. También en la segunda mitad
del siglo XVII se construye el convento barroco de las
dominicas de San Ildefonso,
cerrado por altas paredes. Sin embargo, ya en este
momento, Santillana había entrado en un período de
declive económico y cultural del que resurgirá a
finales del siglo XVII gracias al capital procedente de
América. A partir de este momento se construyeron
numerosas casonas que dieron a Santillana el aspecto de
villa barroca. Todas ellas responden a las
características propias de los palacios
y casonas montañesas. Generalmente
las casonas presentan un exterior en el que predomina la
severidad emanada de los modelos clasicistas, y los
escudos barrocos, ostentosos y ricos en lambriques. El
zaguán, el soportal, el balcón y la solana aparece en
muchos de ellos. A este momento corresponden la Casa de
los Villa y la de los Bustamante, ambas con balcones en
púlpito. También las Casas de los Cossío y Quevedo,
con magníficos escudos. Pero sin duda es la Casona de los Hombrones la que
presenta el escudo barroco más monumental, guardado por
dos colosales guerreros. Algunas construcciones se
realizaron en suelo nuevo, como la Casa
de los Tagle situada en el Campo de Revolgo. Otras
destacan además de por su valor arquitectónico por las
piezas que conservan en su interior, como la Casa-palacio del Marqués de
Benemejís que posee una biblioteca con incunables
manuscritos, colecciones genealógicas y pinturas
neoclásicas.
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