|  |  | Palacio de la
        Magdalena |  | Frente al dominio que la
        villa clásica había tenido en la arquitectura
        doméstica de la segunda mitad del siglo XIX, en torno a
        1900 la influencia del "cottage" inglés
        aparece con fuerza en el panorama arquitectónico
        español. En Cantabria la arquitectura pintoresquista
        inglesa se desarrolló gracias al proyecto de los
        arquitectos González Riancho y Bringas (1907) para el Palacio de la Magdalena, por
        encargo de la ciudad de Santander, como donación de una
        residencia de verano para los reyes. De esta manera se
        asegura de manera estable la presencia de la Familia Real
        en el veraneo santanderino. Está inspirado en el Palacio
        de los duques de Santo Mauro en Las Fraguas, obra del
        arquitecto inglés Selden Wornum. Las obras del Palacio
        se completan con toda una serie de inciativas dirigidas a
        convertir el cercano barrio del Sardinero en sede de la
        Corte. Se necesitaban una serie de edificios destinados a
        cubrir las necesidades recreativas de la aristocracia y
        altos funcionarios que acompañaban a los Reyes en sus
        estancias veraniegas. Se mejoran los accesos al Sardinero
        y al Palacio con la apertura de la avenida de Reina
        Victoria, y se proyecta la construcción de tres nuevos
        edificios: un nuevo Casino, El Gran Hotel (que será el Real)
        y un Teatro.  Tanto modelo extranjero provoca reacciones, la
        búsqueda de alternativas arquitectónicas nacionales y
        regionales preside los primeros años del siglo XX.
        Triunfa el estilo denominado Monterrey, que tendrá buena
        acogida en viviendas burguesas. En Santander la casa Pardo es un claro exponente
        de lo que venimos apuntando. El "estilo
        Monterrey" prepara el camino del éxito del
        regionalismo montañés ligado a la persona de Leonardo
        Rucabado y su proyecto del año 1911 "Palacio para
        un noble de la Montaña". Como alternativa al
        pintoresquismo pretendió organizar un lenguaje que
        recuperara las mejores aportaciones de la arquitectura
        cántabra, siglos XVI, XVII y XVIII, frente a tendencias
        modernistas. Así aparece un estilo que reinterpreta las
        casonas barrocas cántabras (solanas, portaladas,
        escudos, grandes aleros...) y que tiene sus mejores
        manifestaciones en la arquitectura doméstica. Un buen
        ejemplo es El Solaruco. El
        Regionalismo en edificios públicos utilizó un lenguaje
        neoherreriano o neobarroco, es el caso de la Biblioteca Menéndez Pelayo.
        Formando ángulo con este edificio se encuentra el Museo Municipal de Bellas Artes,
        que alberga una colección que abarca desde el siglo XVI
        a nuestros días. Destacan el retrato de Fernando VII de
        Goya, una serie de paisajes flamencos de los siglos XVII
        y XVIII, obras de Iturrino, Mª Blanchard, Egusquiza,
        Pancho Cossío, paisajes de Salces, Riancho, Casimiro
        Sainz...etc. |  |  |  |